2.21.2008

señorita, tengo una duda

Son raros esos momentos en que uno dibuja el plan de lo que será el año, sobretodo para alguien como yo que pocas veces planifico alguna cosa. Esta vez me pasó cuando venía de regreso a Santiago. Ahí estaba, sentado, mirando los cerros pelados, pensando en la rutina que me ayudaría a matar los meses del 2008. El pituto salvador que me financie hasta que me vaya. Los trabajos inestables de siempre, que piojentos y todo, me llaman más la atención que otras pegas, por lo menos todas las que están ligadas al periodismo. Por la cresta que me arrepiento de haber estudiado esta weá. Si no fuera por mis amigotes, aborrecería al 100% de los periodistas. Sería un periodisticida. Sería guardia de seguridad de algún artista y me pondría a pegar codazos a los pelotudos que hacen parafernalia por las puras. Pondría una bomba en todos esos locales donde se juntan a balbucear triunfos perecederos, intrascendentes, pero con los que se sienten superior al resto de los mortales, una raza perfeccionada, una elite intelectual que todo lo sabe, que todo lo domina, una manga de aburguesados maracos que son capaces de vender el culo de sus madres por defenderle la retaguardia a quienes le pagan la vida... Creo que he aprendido más fuera de la universidad que dentro. Una pérdida de tiempo que se salva apenas por algunos eventos extracurriculares. Bueno, la verdad es que también he aprendido más de la vida viendo al Chavo del 8 que sacando lecciones de Nieztche o Heiddegger. ¿Y eso será todo?, ¿Trabajar en algo y luego irme?, ¿Así de fácil?, ¿Y Fidel?, ¿y los imponderables de siempre?, ¿y los goles en contra al último minuto?, ¿y el paco escondido tras las rocas mientras nos fumamos unos atontaguayos?, ¿y las viejas y conocidas risotadas que Don Jeshu se pega frente a nosotros, siempre? ¿Así de fácil, llegar e irse? No sé, sigo pensando en si habrá algún motivo que haga quedarme. A veces puedo a llegar pensar que sí, pero después lo desecho, total, nunca me ha importado nada ni nadie. Esa era la gracia que le encontraba al periodismo de la vieja escuela, al de las aventuras de Hemmingway metido en las trincheras republicanas, al de las peleas de Bukowsky en los puteríos de mala muerte, a los cócteles de drogas en los suburbios de Hollywood que se pegaba Henry Miller, mientras deambulaba por el mundo. ¿Y ahora qué chucha? ¿Así de fácil? ¿No será mejor el perrito que me ladre cuando haga sonar las llaves de la casa? Hay cosas para las que uno no está hecho, de eso hace rato me di cuenta... ¿pero si existe una pequeña posibilidad de que toda esa mierda que odiaste te guste?, ¿y terminar como los miles de millones que nacen, crecen y mueren?, ¿rutina o fracaso?, ¿existe otra posibilidad?