Hoy callo porque me sale fácil. De frente ante todos, en pelotas, con la lengua media muerta y mis ojos enrojecidos. No debo decir nada, es sencillo, más de lo que parece. Tampoco canto, ni bailo, ni duermo. Apenas pienso. En pelotas frente a todos como condenado a muerte, como puta frente a su cliente, como el cliente frente a su billetera, veo cómo mi cuerpo cae lentamente, por partes, una a una en carrera directa hacia la decadencia. Callo porque me sale bien, porque parezco como ausente y el plagio me lo paso por la rabadilla. Si no lo digo, no existe. Sin reclamo no hay solución, sin declaración no hay guerra. Es el poder de la palabra que domina el mundo y yo cedo mi turno. Miro y actúo. Defiendo y contragolpeo, como Bud Spencer. El que lanza el primer golpe gana sólo si pelea contra su sombra. Así lo demostró Ali contra Foreman, el brabucón, en una lucha que más pareció la vida misma que box. Más silencioso fue el parkinson que en un par de segundo tenía al negro pidiendo la toalla sobre la lona. Ahí quedó el héroe, derrotado por sus propias manos.
Nadie que gana sabe callar. Porque el triunfo si no es conocido no existe, y nadie quiere su proeza perdida en la memoria. Por lo menos eso decía Goebbels, hasta que terminó lamiendo la muerte con sus amigotes mata judíos. El silencio es de los perdedores, de los anormales, de los esclavos, de los culpables y no de los inocentes. De los que esperan, de los que saben de su lucha, de los que saben que el triunfo es más que una proclama, más que un grito que siempre, pero que siempre, termina en en los oídos del que calla y ríe ante tan inocentes creencias.
Toda esta vuelta para presentar un cover buenísimo de un clásico... Enjoy the Silence por Tori Amos