10.25.2007

Review Grindhouse

Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, más allá de ser grandes directores de películas de acción, también son amigotes fanáticos del cine de bajo presupuesto que tanto furor causó entre los años sesenta y ochenta. De hecho, su último trabajo en conjunto es una suerte de homenaje a las salas de proyección donde se juntaban los fanáticos de este género del cine (justamente llamadas grindhouses). El resultado son dos largometrajes: Planet Terror, dirigida por Rodríguez, y Death Proof, por Tarantino.

Más allá de cualquier objetividad, Planet Terror es una joyita, sobretodo para los seguidores de las películas de zombies. Para dar con este resultado, Rodríguez toma los elementos más clásicos del género, pero dándole una actualización mejor lograda que las últimas películas de muertos que resurgen de las tumbas, como la trilogía de Land of the Dead o las dos partes de Exterminio.

La trama recurre a la sencillez de las Mad Doctor Movies (clásicas películas donde algún científico loco quiere destruir el mundo). Esta vez el desquiciado es un milico traficante de armas químicas, interpretado por Bruce Willys, que libera un gas tóxico capaz de transformar a las personas en engendros con cuerpos podridos y hambrientos de carne humana. Del lado de los buenos está el grupo que es inmune al virus y que intentará buscar alguna solución a este asunto. Fácil y sencillo. De ahí en adelante la sangre y las balas se convierten en protagonistas. Muchos podrán decir que esta película no tiene nada nuevo, pero ése es justamente su sentido, no sólo en el aspecto “dramático”, sino que también en el estético, ya que la cinta está trabajada digitalmente para envejecerla y ensuciarla (dígase con la aparición de burbujas de aire, manchas y secuencias con algunos cortes o quemados). De hecho, está llena de esos clichés que tanto gustan los admiradores del terror, como la gente encerrada en una casa rodeada de zombies, el hospital que se convierte en un hervidero de muertos vivientes, minas ricas y tan rudas como para ponerse la metralleta al hombro, el compadre cool bueno para los combos y que se convierte en el líder del grupo, etc.

Que tal??

A esto se suma una inagotable cantidad de buenos efectos, hechos a la vieja usanza del FX, dejando a un lado el frío efecto digital. Así se logran secuencias empapadas en sangre y con tal desparramo de vísceras que harán recordar gratamente clásico como los de Darío Argento o Lucio Fulci. Para la posteridad quedará la parte donde un helicóptero es usado como arma, al igual como pasó en Exterminio 2 (28 weeks later), pero con una mejor calidad visual y, por qué no decirlo, mucho más sangrienta.

Además, Robert Rodríguez logra reunir en Planet Terror un elenco llamativo, que se potencian con algunos cameos puestos para la fanaticada juvenil, como la corta, pero muy contundente aparición de Fergie o la actuación de Naveen Andrews, el torturador iraquí de Lost. También sale en unos pocos segundos el maestro de los efectos especiales del cine de terror, Tom Savini (mano derecha de George Romero). Incluso el propio Tarantino tiene un pequeño rol por ahí.

La película es entretención pura, añosa en estética, pero que no impide a Rodríguez presentar un lenguaje audiovisual moderno, así como ya lo hizo en Sin City: La ciudad del pecado (2005).

La segunda parte de Grindhouse corresponde a Death Proof, a cargo de Tarantino. Si Planet Terror es un “homenaje” los clásicos de zombi
es, ésta viene a ser una especie de enciclopedia filmada del género Z (películas de mínimo presupuesto, por no decir nulo, con malas actuaciones, llena de errores de montaje… es decir, películas que de tan malas pasaron a ser de culto).

La trama se resume en tres aspectos: autos, choques y minas ricas. De hecho, la historia se centra en Stuntman Mike (Kurt Russell), un viejo con cara de malo que durante sus años mozos se dedicó a ser doble de cuerpo en películas de autos, pero que terminó dedicado a flirtearse lolitas en bares de mala muerte. Esta es la excusa perfecta para mostrar muchas piernas, escotes y piel sudada. Sin embargo, el viejo Mike gusta de extraños placeres sobre el volante, especialmente si se trata de choques y atropellos. Por contraparte está el grupo de amigas que viajan a un fin de semana de relajo, cerveza, marihuana y que terminan sentadas en la misma mesa con el ex doble de cuerpo. Creo que ya lo dije, pero así de fácil y sencillo es el argumento que da como resultado una versión hardcore de los Dukes de Hazzard. Los momentos de acción son pocos, pero de gran intensidad. De hecho, cada punto donde se eleva la testosterona está espaciado por largas conversaciones (casi todas centradas en películas, personajes y marcas de autos), así como por bailes y todo ese mundo lleno de detalles que Tarantino pone en cada una de sus películas.

Estas son las protagonistas... ricas no??


Death Proof es un sinfín de guiños a todos los subgéneros que existieron entre los sesenta y setenta. De hecho, el soundtrack recoge antiguas bandas sonoras de Darío Argento y de otros filmes italianos, que se mezclan con sonidos de motores y derrapadas.

En definitiva Grindhouse, reuniendo a las hermanas Planet Terror y Death Proof, es un deleite para quienes por años han sido consumidores de cine alternativo o de bajo presupuesto. En EE.UU. este concepto no fue entendido y el proyecto sufrió millonarias pérdidas en su estreno (abril 2007) y en las semanas que siguieron. Una función doble, adornada además por varios trailers falsos, no era comercialmente rentable. Por esa misma razón fue que en España, por ejemplo, fueran estrenadas por separado (agosto 2007), arruinando completamente el sentido inicial de Grindhouse. Siguiendo con la lógica, el estreno en nuestro país difícilmente sea como la dupla Rodríguez-Tarantino lo pensó. Por el contrario, la esperanza de que apareciera en la pantalla grande está cada vez más lejos, ya que la versión oficial (dígase original) del DVD acaba de aparecer en los videoclubs, sin decir que en la red hace rato que ya estaba dando vueltas. En fin, disfrutarla es lo que vale.