8.16.2007

I want to dance with Hu Shu

La tercera jornada de Sanfic la tenía guardada para el pre estreno de "Malta con Huevo" de Cristóbal Valderrama. Sin embargo, y debido en gran parte al renombre de su elenco, las entradas para la película se habían agotado hace rato. Cambio de planes, plan b. A esa misma hora se daba la menos parafernálica "I want to dance", del chino Hu Shu. Era poca gente en la sala para ver la mejor presentación que va del festival (por lo menos de lo que he visto). Por esas casualidades de la vida, y gracias a esos golpes de suerte que de cuando en vez se asoman tras mi espalda, a la proyección asistió el guionista y director de "Good Bye Lenin", Wolfgang Becker (parte del jurado del evento), como también el propio Hu Shu. Supuestamente, ellos asistirían el día sábado, así que apenas entraron, las sorprendidas caras de los espectadores no aguantaron un centímetro más de alegres sonrisas. Fuera las luces, celulares apagados, incio del film.
"I Want to Dance" es la historia de una niña que vive en un pequeño pueblo al interior de China, donde las costumbes ancestrales aún no han sido desterradas por la globalización ni por el capitalismo, pero sí asoman peligrosamente sus negras manos. Pian, la niña en cuestión, desea más que nada ser parte del cuerpo de baile del pueblo, pero las autoridades le niegan su deseo por estar gorda y no representar lo cánones de belleza de las mujeres de la ciudad. De ahí en adelante la niña intenta cuanto puede para bajar un par de kilos y ser aceptada en la coreografía.
La mirada del Hu Shu no sólo es interesante desde el aspecto temático, sino que también por su trabajo como director. Por que si bien es una historia de ficción, ocupa los elementos propios de la región y su cultura para darle un tinte documental a su obra. El resultado es un juego donde realidad e invención conviven sin interrumpirse, sin pisarse los talones. Por el contrario, es el gran sello del film, una metáfora abierta del paulatino proceso de intercambio cultural que se vive actualmente en China, específicamente en las zonas rurales.



La dirección de Hu Shu logra también impregnarle a la película ese tinte infantil, lleno de ingenuidad, como la propia mirada que Pian tiene ante lo que le sucede. Si bien puede caer en largos momentos contemplativos, estos se justifican en el origen testimonial de "I want to dance".

Conversación con el director

Una vez terminada la cinta, el director accedió a conversar con los asistentes. Si bien la charla fue un tanto confusa por el asunto linguístico, un improvisado traductor ayudó al entendimiento (que poco ayudó al director alemán Wolfgang Becker, pero que de puro buena onda igual se quedó). Desdes sus inicios en la dirección, Hu Shu se ha interesado enormemente en la China interior. De hecho, sus dos anteriores obras han sido documentales no ficcionados de pueblos cercanos a Miao (el de la película). Tal motivación es en parte para plasmar una realidad que pronto se verá mutada por los procesos globalizadores. Según Hu Shu, este cambio es irremediable, por lo tanto su misión no es más que testimoniar, plasmar en imágenes, aquellas bellas manifestaciones culturales. Un ejemplo de esta situación se dio justamente finalizado el rodaje. Cuado el equipo ya se marchaba, tras varias semanas de convivir con la gente de Miao, estos pidieron como gran favor si podían intercambiar sus vestuarios, pues consideraban que las ropas de los "citadinos" eran mucho más bellas que sus trajes tradicionales.
Sin embargo, pese a su personal pena por esta gran pérdida cultural que se ha dado en todo el mundo, reconoce que la globalización también ha permitido que estas expresiones artíticas se den a conocer. En ese sentido, lo ideal sería que el mundo fuera cosmopolita, pero de ninguna forma homogéneo. "Lo interesante es que haya un intercambio cultural, pero no una imposición de un sistema sobre otro", señaló.
En cuanto al cine Sudaméricano, Hu Shu reconoció no saber demasiado, salvo por películas brasileñas como "Ciudad de Dios" y " Estación Central". Sin embargo, tras unas complicadas palabras, descubrimos que también vio nuestra querida "Machuca". Bueno, por lo menos eso qusimos entender. En fin, una buena conversación para una buena película que debiera estar entre las galardonadas de este festival.

Pronto: "El otro" (Argentina), "Paradise Now" (Palestina), "Analog Days" (EE.UU.) y Competencia de cortometrajes, entre otros.