8.15.2007

¡Los locos al poder!

No sé por qué, pero siempre he guardado un profundo respeto por la locura. Debe ser porque en ella se encuentra la verdadera pasión por las cosas, sea lo que sea. Napoleón alguna vez dijo "Si de alguien hay que desconfiar, es de aquellos que no enloquecen por nada". Y como Napoleón es un símbolo de locura, respeto sus citas. Es por eso que recibo con alegría la llegada de Bielsa a la selección. Su pasión irrestricta al fútbol es lo mejor que nos puede pasar, porque siempre decimos que somos un país futbolero, pero que a la hora de las competencias, siempre terminamos masticando la derrota, ese tan conocido sabor en nuestras bocas. Claro, porque somos futboleros, pero no futbolizados. Ahora quiero ver a los pichangueros de siempre entrenando en jornadas dobles, viendo videos de los rivales por horas, practicando cada jugada como si fuera una clase de piano. Un amigo ligado al mundo deportivo (pero desde la galería), me dijo que cuando al "Loco" le ofrecieron la selección, éste mandó a pedir un informe detallado con cada jugador de nuestra liga, donde se viera su ficha completa (incluido peso, estatura y, como era de esperar, conducta). Lo más seguro es que desde antes ya tuviera una amplia idea de nuestro fútbol, porque se sabe que es seguidor de cuánta liga existe.

¿Puede haber algo malo en su llegada? Por supuesto, nosotros mismos. El mayor miedo es que su locura sea incomprendida, por el eterno miedo de acercarnos a aquello que nos es lejano y poco accesible. Para nuestro fútbol es mejor tener al gordo simpaticón, que con un poco de labia se gana el cariño de todos. Ese personaje intracedente, liviano, de poco contenido, pero que tiene un discurso armado, listo para enganchar a todos. Así como los políticos, todos. Así como los empresarios, todos. Porque claro, si les va mal , hacen una cosita poca por acá, por allá, sacan un poco de plata por aquí y ya están de nuevo urgeteando en nuestros bolsillos. De pasión, ni hablar. Por eso creo que mucho hicieron un gesto de asco a la llegada de Bielsa. Preferirían a Sulantay, al Cacho Malbernat o cualquiera de los conocidos de siempre.

Pero esto no es un mal sólo de fútbol, es a nivel nacional. El otro día me sorprendí de mala manera al leer la columna "Déjenme en paz" de Sergio... Paz. Se titualaba "¿Cómo entender a Raúl Ruiz?". En su lógica pequeña, decía que TVN cometía un error en mostrar la serie que hizo el cineasta y presentarlo con su larga lista de premios, porque en Chile nadie lo conocía. De hecho, dijo que era un error darla, porque nadie la iba a entender. "Si en la casa (en TVN, digamos) de lunes a domingo sólo se come panita con puré picante ¿tiene sentido comer caviar cada diez o quince años?", escribió. Esa lógica nos tiene donde nos tiene. Con razón Ruiz se fue de Chile. Con razón su nombre ya no es Raúl, sino que Raoul, así, en Francés. Con razón en TVN le propuso recién ahora hacer una miniserie por televisión, luego de años de premios internacionales por su extensa filmografía. Con razón nunca en Chile se ha dado su adaptación de "En busca del tiempo perdido" de Proust, "El Tiempo Recobrado"(aunque reconozco que hace poco se dio "Días de campo"). Con razón todos los deportistas olímpicos tienen que ir a entrenar fuera de Chile, porque acá se mueren de hambre. Con razón muchos estudian afuera, porque acá no les espera más que misería e incompresión. En fin, que por lo menos un loco llegue a las "medianas ligas" es señal de que avanzamos.